domingo, 7 de noviembre de 2010

Esto...


















Hay una chaqueta tirada en el suelo en la calle. A alguien se le a debido caer. Las personas que pasan a su lado la miran y siguen su camino hasta que un señor que viene paseando su perrito la recoge y la deposita sobre un banco. Mientras escribo, ahí sigue la chaqueta de color marrón claro colgada en el respaldo del banco. Una chaqueta sagrada sobre un banco sagrado recogida de un suelo sagrado en un momento intemporal e igualmente sagrado. Todos ellos ofreciéndose incondicionalmente, sin pedir nada a cambio, en un ilimitado Amor Incondicional. Por eso son sagrados.
Algo tan simple y tan obvio como una chaqueta tirada en el suelo, algo tan sagrado y divino como una chaqueta tirada en el suelo. Una simple y obvia, sagrada y divina paradoja que la mente, el pensamiento, nunca puede ni podrá entender ni comprender porque se está viendo ahora, se ve ahora o no se ve nunca. La chaqueta es depositada en el banco y ahí continúa. Si seguirá ahí o no es otra historia. No hay forma de saberlo. Es el misterio.

Ya no está la chaqueta sobre el banco. No sé nada más de ella. No hay nada más que saber, nada más que decir, nada más que escribir.

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