miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Qué confirmación puede necesitar el presente?


















¿Podrías comentar un poco lo que mencionas en tu obra Claridad sobre el hecho de esperar a que se produzca una confirmación del “estar despierto”?

A las charlas asisten muchos personajes y se advierte ese juego sutil que consiste en esperar que algo aparezca de forma distinta, que se produzca algún tipo de “acontecimiento” o de experiencia de confirmación. Pero ¿qué confirmación puede necesitar el presente? La consciencia y su contenido surgen en el momento presente: ¿qué confirmación puede necesitar eso? ¡Si no puede ser más evidente! Ahora bien, si el guión del personaje implica que se le recuerde de esta manera, así será.



Nathan Gill

sábado, 19 de febrero de 2011

Ahora mismo...


Ahora mismo, ya existe la consciencia de por sí, y su contenido, que surge en este momento presente, y puede que la atención y la concentración se centren en el relato mental que brota como parte del contenido, lo cual parece distraernos de ese sencillo reconocimiento de la consciencia y de su contenido… Pero no es más que un cuento. Desde siempre y permanentemente, lo único que hay es el presente.

Sí, eso se ve y eso también mina al “yo”, ¿verdad?

Sí, se ve que el “yo” es un cuento que brota como parte del contenido.

¿Puedo conformarme de momento con la idea de que existe un desarrollo aparente?

Bueno, eso es introducirse de nuevo en el relato del “yo”.

jueves, 17 de febrero de 2011

Lo único que existe


Lo único que existe es el hecho de constatar todo lo que aparece en el momento presente: eso es lo único que sucede.

Nathan Gill

lunes, 14 de febrero de 2011

Solo en el presente


No hay ni pasado ni futuro. Sólo el presente. Ayer era el presente cuando lo experimentaste. El mañana volverá a ser presente cuando lo experimentes. Por lo tanto, la experiencia sólo tiene lugar en el presente, y, más allá y aparte de la experiencia, nada existe. Incluso el presente es pura imaginación porque el sentido del tiempo es puramente mental.
Han surgido tantas religiones debido a que la gente desea cosas misteriosas y elaboradas. Sólo los suficientemente maduros pueden comprender el asunto en su desnuda simplicidad.
Debido a que las personas aman el misterio y no la verdad, las religiones se encargan de alimentarlas para finalmente conducirlas hasta las proximidades del Ser. Sean cuales sean los medios adoptados, al final deberás retornar al Ser. ¿Por qué entonces no moras en el Ser aquí y ahora?

Ramana Maharshi

sábado, 12 de febrero de 2011

Génesis


Esta mañana, los ojos se han abierto y había un mundo. Encarnación. El espíritu se hizo carne. Había algo nuevo bajo el sol, algo que nadie había visto nunca antes y algo que nadie volvería a ver jamás. Un mundo brotó de Vacío y algo emergió de la nada. Entonces miré a mi alrededor. Había una habitación. Cortinas, un armario, una pila de libros y una cómoda a dos palmos del borde de la cama.

Había un mundo nuevo, un país ignoto, y nada en la historia del cosmos podría asemejársele.

¿Cómo era posible? ¿Cómo podría haber algo? ¿Algo?

El edredón cayó de la cama y apareció un cuerpo, el primer cuerpo, el primer hombre. Adán. Dos piernas, dos brazos y todo lo demás. ¡Un milagro!

¡Creación ex nihilo! Pero era un milagro dinámico, un milagro en movimiento. El cuerpo se levantó, fue a desayunar, lego se lavó en el lavabo y finalmente se

dirigió a la puerta. Nada podía detener el despliegue de ese milagro. El milagro lo era todo.

Fuera soplaba un viento tan frío que cortaba el cutis. El cuerpo subió entonces a un autobús. Es decir, yo subí a un autobús, pero aunque no había ni yo, ni autobús, ni cuerpo que pudiese subir a un autobús, yo subía a ese autobús. Y en el autobús siguió desplegándose el milagro. ¡Miré a mi alrededor y descubrí a otros semejantes a mí! Brazos, piernas, torsos y cabezas con rostros divertidos, algunos sonriendo, otros con la mirada perdida a lo lejos y otros que expresaban toda la tristeza del mundo. ¡Todos ellos eran mis hermanos y mis hermanas! Todos éramos el mismo y no había nada, absolutamente nada, que nos separase. Una sola familia bajo el sol unida por algo tan profundo que ni siquiera podíamos llegar a imaginar.

Todos éramos uno, lo que significa que, en ese autobús, no había nadie, absolutamente nadie. Pero era innegable que ahí estaban todos esos cuerpos.

Luego bajé del autobús y caminé por el centro de la ciudad, que palpitaba de humanidad. Las personas abarrotaban las tiendas, se arremolinaban en las paradas de autobús, charlaban animadamente en los bancos y tomaban café en vasitos de cartón decorados con logotipos de moda. Los amantes se abrazaban, los matrimonios discutían, los motores de los autobuses rugían y los niños jugaban al escondite.

¿Qué eran esas criaturas? ¿Y cómo era posible que esa mañana hubiese despertado como uno de ellos? ¿Qué había hecho para merecerlo? Entonces vi mi imagen reflejada en el escaparate de una tienda. ¡Qué auténtico milagro!

¡Qué milagro los brazos y las piernas, una apariencia que me distingue de los demás y, al mismo tiempo, me une para siempre a ellos…!

Y aunque todos estábamos cubiertos con ropa de invierno, sabía que el milagro era todavía más profundo. Bajo esas ropas que nos identifican como in- dividuos aparentemente separados, había cosas que nos unían. Cosas sucias, cosas vergonzosas y cosas secretas. Penes, vaginas, pechos, sudor, orina, sangre y pus. Cánceres, incontinencias, miembros mutilados, tumores y deformaciones. Y, por más que tratásemos de ocultar todas esas cosas, podía verlas a través de los disfraces, podía ver nuestra humanidad común, tan hermosa que resultaba casi imposible de soportar. Veía las mentiras, la medio mentiras y las medio verdades, veía los apoyos y las máscaras que utilizamos para ocultarnos a nosotros mismos y separarnos de los demás, y veía que todas esas cosas sólo servían para hacernos más humanos y poner claramente de relieve lo que más desesperadamente queremos ocultar. Sí, hoy veía todo eso, veía el núcleo de lo que significa ser humano y de lo que significa estar vivo.

Lo que vi no difería de lo que ven los ojos y lo que oí era lo mismo que escuchan los oídos. Y todo eso es tan evidente, tan dolorosamente obvio y tan manifiestamente presente que resulta milagroso que no lo advirtamos, todos nosotros en cualquier momento.

Así es, ese día no vi realmente nada porque no había absolutamente nada que ver.

Poco a poco fue oscureciendo. El cuerpo estaba cansado. Tenía hambre y sed. Cogí el autobús para volver a casa. El milagro perduraba, instante tras instante. Siempre el milagro.

Una llave en la cerradura. El interruptor de la luz se encendió y me quité los zapatos.

Hoy había vivido mi vida completamente, nada había quedado pendiente y no quedaba nada que hacer ni lugar alguno al que ir. Era de noche y estaba tumbado en la misma cama en la que esta mañana despertó el mundo. Quizá mañana aparezca un mundo. Lo cierto es que no lo sé. Por el momento, basta con esto. Este es el milagro.

Hoy he vivido toda mi vida, pero ya se ha desvanecido en la memoria y ha regresado al vacío del que salió.

Hoy he vivido toda mi vida y estoy tumbado bajo el edredón a punto de dormir, tan cómodo como lo estaba en el útero de mi madre. Estoy preparado para la muerte, el Útero de todos los Úteros.

Pero ahora dormiré y quizá mañana aparezca un nuevo mundo. Cierro los ojos y el mundo se disuelve.


Jeff Foster

viernes, 11 de febrero de 2011

Nunca sucede nada


Nunca sucede nada. Todo discurre por delante de nuestros ojos y nada perdura. Instante tras instante no se construye nada ni queda ningún residuo. Cada momento aparece un mundo completamente nuevo y cualquier semejanza con el mundo anterior no es más que una ilusión que da origen a la idea de permanencia, a la idea de que existe alguna entidad que perdura desde el pasado hasta el futuro. Pero aquí no existe tal entidad, sólo el discurrir de los contenidos a través de la conciencia ahora, ahora y también ahora, una conciencia que es idéntica a sus contenidos.

Nunca sucede nada. "Que algo suceda" es una mera historia, un relato que aparece ahora, una historia que nadie cuenta, un cuento lleno de ruido y de furia que no significa absolutamente nada.

La vida, como la arena que se escurre de nuestras manos, no puede ser apresada. De hecho, cuanto más nos esforzamos en apresarla, menos “vivos” estamos.

Pero, en realidad, jamás podemos estar más vivos o menos vivos. Somos vida y todo lo que hacemos y dejamos de hacer siempre es una expresión perfecta de la vida, de la Unidad.

No hay modo alguno de escapar de esto. No hay ningún modo.


Jeff Foster

miércoles, 9 de febrero de 2011

Hay esto...


Pregunta: ¿Qué es lo que entiendes por “historia”?

Un concepto, una creencia o un pensamiento. Hay esto [da un golpe en la mesa] y hay una historia sobre este aparente “Jeff”, sobre su vida y sobre su pasado. Eso es todo. Esa es la única realidad que tengo, la única realidad que tenemos.

Es innegable que hay esto [nuevo golpe en la mesa], los latidos del corazón, la respiración, el tictac del reloj, las imágenes, los pensamientos que aparecen…

Pregunta: has dicho…

¡Las preguntas que aparecen! [Risas]


Jeff Foster

martes, 8 de febrero de 2011

En este momento...


Quizá lo que vi fue que, seamos quienes seamos e independientemente del personaje que nos haya sido asignado en el gran juego de la vida, ese personaje emerge de algo infinitamente mayor que él. Este personaje no puede sostenerse en sí mismo, porque, como descubrieron los grandes filósofos existencialistas, carece de fundamento, por detrás de él está operando un poder mucho mayor, un poder infinitamente mayor. Le llamemos Dios, Tao o cualquiera de los mil nombres diferentes. Eso es lo que da origen a todas las cosas y en su ausencia, nada existe. No es algo que pueda ser alcanzado a través del pensamiento, porque Eso es lo que da origen al pensamiento. No es algo que pueda ser descubierto al final de una larga búsqueda, porque Eso es lo que pone en marcha toda búsqueda. Y tampoco, de hecho, es nada de lo que pueda hablarse, porque de Eso, precisamente, emerge el habla.

¿Y qué es Eso?

Es este momento y todo lo que en él aflora.


Jeff Foster

lunes, 7 de febrero de 2011

Nunca hubo nada más que Esto


"La liberación es absolutamente simple y evidente. La búsqueda ya ha concluido y lo que siempre estuvimos buscando no es más que esta apariencia presente. Esto, aquí y ahora. No hay nada más. Nunca hubo nada más".

Jeff Foster